domingo, 1 de junio de 2014

Violencia En El Deporte.









Trabajo Practico De Educación Física.

Violencia En El Deporte.


Alumna: Jazmín Milagros Echeverria Blanco.
Curso: 2ª 4ª










VIOLENCIA EN EL DEPORTE


En la actualidad la violencia se hace presente en diferentes actos de la vida humana, como por ejemplo en las relaciones laborales, familiares, personales, etc., con lo que se hizo inevitable su aparición en el deporte, una de las actividades más importantes de la vida contemporánea.
   Para comprender este fenómeno, creemos conveniente aclarar el concepto de violencia:
“El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones[1]”.

Clasificación de la violencia:
   
 Violencia autoinfligida: La violencia autoinfligida comprende el comportamiento suicida y las autolesiones. El primero incluye pensamientos suicidas, intentos de suicidio también llamados “para suicidio” o “intento deliberado de matarse” en algunos países y suicidio consumado. Por contraposición, el auto maltrato incluye actos como la automutilación.”  

 Maltrato a los mayores: el maltrato de los ancianos consiste en realizar un acto único o reiterado o dejar de tomar determinadas medidas necesarias, en el contexto de cualquier relación en la que existen expectativas de confianza, y que provocan daño o angustia a una persona mayor”. Por lo general, el maltrato se clasifica en las categorías siguientes:
Maltrato físico: causar dolor o lesiones, ejercer coerción física o restringir la libertad de movimientos mediante la fuerza o el uso de drogas.
Maltrato psíquico o emocional: infligir sufrimiento psíquico.
• Abuso económico o material: explotar a una persona mayor o hacer uso de sus fondos o recursos en forma ilícita o indebida.
• Abuso sexual: mantener contacto sexual no consentido de cualquier tipo con una persona mayor.
• Descuido: negarse a cumplir con la obligación de atender a una persona mayor, o no  cumplirla. Esto puede entrañar o no la tentativa, consciente e intencional, de causar sufrimiento físico o emocional a la persona mayor. 
Maltrato al menor: El maltrato de menores abarca todas las formas de malos tratos físicos y emocionales, abuso sexual, descuido o negligencia o explotación comercial o de otro tipo, que originen un daño real o potencial para la salud del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.  
Violencia Juvenil: Los adolescentes son la  población más afectada por todo tipo de violencia. Esta no sólo se limita a la agresión física, sino que también incluye el abuso sexual, verbal y emocional y el abandono. Al mismo tiempo, se ve a menudo influenciada por los mensajes agresivos y violentos producidos por  los medios de comunicación masiva.  Además de ser las víctimas más usuales, los jóvenes son quienes  con mayor  frecuencia  ejecutan actos violentos. Las características individuales, experiencias familiares, el acceso a armas de fuego, alcohol, drogas, violencia política y social afectan con más frecuencia a este grupo de edad, principalmente a los varones. Estas conductas son aprendidas y con frecuencia se originan en un ambiente familiar violento.
Lesiones por tragedias en el tránsito: Se refiere a todo evento que genere pérdidas materiales, muerte o lesiones a personas involucrando cualquier tipo de vehículo de motor en movimiento.

  Violencia colectiva: La violencia colectiva se subdivide en violencia social, violencia política y violencia económica.


A diferencia de las otras dos categorías generales, las Subcategorías de la violencia colectiva indican los posibles motivos de la violencia cometida por grupos más grandes de individuos o por el Estado.

La violencia colectiva infligida para promover intereses sociales sectoriales incluye, por ejemplo, los actos delictivos de odio cometidos por grupos organizados, las acciones terroristas y la violencia de masas.

La violencia política incluye la guerra y otros conflictos violentos afines, la violencia del Estado y actos similares llevados a cabo por grupos más grandes.

La violencia económica comprende los ataques por parte de grupos más grandes motivados por el afán de lucro económico, tales como los llevados a cabo con la finalidad de trastornar las actividades económicas, negar el acceso a servicios esenciales o crear división económica y fragmentación.

Violencia interpersonal:
la violencia Interpersonal se divide en dos Subcategorías:
La violencia familiar o de pareja: esto es la violencia que se produce sobre todo entre los miembros de la familia o de la pareja, y que por lo general, aunque no siempre, sucede en el hogar.

Violencia comunitaria: es la que se produce entre personas que no guardan parentesco y que pueden conocerse o no, y sucede por lo general fuera del hogar.

En el primer grupo se incluyen formas de violencia, como el maltrato de los menores, la violencia contra la pareja y el maltrato de las personas mayores. El segundo abarca la violencia juvenil, los actos fortuitos de violencia, la violación o ataque sexual por parte de extraños y la violencia en establecimientos como escuelas, lugares de trabajo, estadios de fútbol, prisiones, y hogares de ancianos.”

A continuación explicaremos a que clasificación pertenece la violencia en el fútbol.
Incluimos a la violencia en el fútbol dentro de la Violencia Colectiva, y dentro de la misma en la Violencia Social. El fundamento a esta afirmación radica en el concepto explicitado de Violencia Social, ya que definimos a la violencia en el fútbol como actos delictivos cometidos por grupos organizados y como violencia de masa.
A su vez también se encuentra dentro de la Violencia Interpersonal, dentro de la misma en la Violencia Comunitaria ya que en la violencia en el fútbol se producen agresiones a personas que no guardan parentesco y que pueden ser conocidas o no por los agresores, generalmente este tipo de violencia sucede en establecimientos como escuelas, lugares de trabajo, estadios de fútbol, etc.

Cuando hablamos de deporte hacemos referencia a la “práctica metódica de ejercicio físico[2]”. Además este concepto trae aparejado la existencia de valores necesarios como la lealtad, solidaridad, auto superación, etc.
La violencia en el deporte ha existido siempre pero en los últimos años su aumento fue desmedido y el grado de violencia, en estos casos, es extremo.
Para poder introducirnos en la problemática de la violencia en el deporte debemos clasificarlos:
     Deporte Educativo: se lleva a cabo dentro del horario y en instalaciones escolares, formando parte de los contenidos de la educación física, dirigido por profesionales.
     Deporte Recreativo: con una finalidad de diversión y pasatiempo para sus participantes.
     Deporte Competitivo: practicado de manera sistemática y organizada, a través de federaciones y clubes, buscando resultados o triunfos como objetivo final.
     Deporte Competitivo-Espectáculo: donde esta práctica va unida a un sinnúmero de factores, ya sean económicos, políticos, sociales, que lo convierten en el centro de atención, desplazando a los anteriormente citados en cuanto a su trascendencia social e influenciándolos en lo referido a la creación de estereotipos y transmitiendo valores discutidos en cuanto a sus ventajas inconvenientes[3].


Consideramos a la violencia en el deporte como una problemática muy abarcativa, es por eso que a lo largo de esta monografía nos especificaremos sobre la violencia en el fútbol.
Cuando hacemos referencia al fútbol, nos referimos al “deporte practicado por dos equipos de once jugadores cada uno, en el que éstos intentan con los pies enviar el balón hacia la portería, sin intervención de las manos y siguiendo determinadas reglas[4]”.

Es importante destacar por qué consideramos a la violencia en el fútbol como un problema, más exactamente, un problema social.
El fundamento a esta afirmación lo encontramos en las causas y consecuencias de este fenómeno. Ambos, causas y consecuencias, nacen y repercuten en la sociedad, parte de la sociedad provoca, incentiva y concreta la violencia, y sus consecuencias vuelven a los generadores, es decir, es una relación de ida y vuelta, aunque en muchos casos las consecuencias también las sufren personas que se encuentran al margen de la violencia en el fútbol, tan solo por ser éstas partícipes de la sociedad.
Con respecto a los resultados de los comportamientos violentos, podemos afirmar que la mayoría son físicos (agresiones y muerte) y económicos. También  destacamos las consecuencias en la integridad de las personas involucradas, a lo que se le suma la pérdida del verdadero sentido de este deporte recreativo, competitivo-espectáculo, el fútbol, según la clasificación anteriormente nombrada.
En la actualidad encontramos un grupo de personas, bastante numeroso, que no posee valores, que los ha perdido y que incentiva a otros para que los pierdan. El egoísmo, la violencia, el individualismo y varios antivalores más se apoderaron de muchos ciudadanos.
Por todos estos motivos afirmamos que la VIOLENCIA EN EL FÚTBOL ES UN PROBLEMA SOCIAL.

La violencia en el fútbol es un problema muy complejo, por lo que los responsables del mismo son muchos.
Comenzaremos atribuyéndole el mayor grado de responsabilidad de esta problemática a los barras bravas. Como segundo responsable encontramos a los dirigentes futbolísticos, siguiéndole a los mismos las autoridades públicas (policías), luego la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), los jugadores, técnicos y árbitros, seguido de la prensa, y  por último la responsabilidad estatal y de la sociedad en general.



La Asociación de Fútbol Argentina (AFA)

 La Asociación del Fútbol Argentino (AFA), no asume su responsabilidad en la violencia en el fútbol ya que las medidas aplicadas para restablecer la tranquilidad en los estadios, no dieron resultado. Algunas de ellas fueron: la quita de puntos, la clausura de estadios, el derecho de admisión, entre otras. Paralelamente, la Corte Suprema asumió parte de la responsabilidad al imponer las sanciones jurídicas necesarias ante un hecho violento.
Muchas veces la AFA sostuvo que la culpa de la inseguridad en los estadios debería caer en sus respectivos clubes; ya que ésta “se ocupa del fútbol y no de la seguridad” (testimonio de Julio Grondona), pero ni las entidades organizadoras, ni la asociación de clubes asumieron jamás la responsabilidad que les cabía para poner fin a las barras bravas y a la violencia en el fútbol.
La Corte estableció con claridad la responsabilidad de la AFA, que no es una simple federación de clubes, sino una organización muy especial con un importantísimo grado de intervención sobre las instituciones asociadas, por lo cual tiene el deber de preocuparse por la seguridad en cada evento futbolístico. La AFA debería afrontar las pérdidas materiales, como así también se ocupa de recaudar las ganancias y generar políticas adecuadas conjuntamente con los dirigentes para acabar con este problema, por ejemplo: los clubes deberían ser controlados por la AFA, tratando de evitar que los barras bravas tengan participación directa en la vida de la entidad.
 En estos organismos esenciales, como la AFA, la falta de autoridad en la política de los dirigentes hace que, por temor o por conveniencia individual, no denuncien a los barras bravas en caso de violencia.
Todos estos hechos de violencia obligan a reflexionar y a encontrar medidas adecuadas, creativas e inmediatas para que este fenómeno no siga cobrándose vidas o daños irreparables.
En la actualidad no se podrá solucionar esta problemática si los dirigentes del fútbol, las autoridades públicas y las fuerzas policiales no acompañan con su accionar la tarea de erradicar la violencia en este deporte. La AFA  tiene el deber de preocuparse en grado extremo por la seguridad de las personas que asisten al espectáculo del fútbol; pero es necesario destacar que los numerosos acontecimientos de violencia que existen en la actualidad no pueden pasar desapercibido para dirigentes prudentes y razonables.

 

 

 

Árbitros, también generadores de violencia


Nombrados los responsables debemos atribuirles a los árbitros la cuota de responsabilidad que poseen dentro de la violencia en le fútbol.
En muchos episodios la falta de ética profesional, ya sea por beneficios económicos o cuestiones personales, causa un sentimiento de tensión en los espectadores y genera comportamientos violentos, especialmente en los barra bravas, dentro del estadio o finalizado el partido, fuera de las instalaciones.
Anteriormente nombramos la decadente realidad de la función que cumplen los árbitros  y como cooperan en el fenómeno de la violencia en el deporte.
La función ideal o el deber del arbitro dentro de la cancha es fundamental, es él el encargado de hacer cumplir las reglas del juego y por este motivo debe reglarse éticamente.
El árbitro no debe mantener relaciones (personales) con jugadores, directores técnicos o persona del ambiente.
Tampoco debe aceptar ningún tipo de soborno y en caso de ofrecimiento, denunciarlo inmediatamente.

El rol de la prensa


Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental en el ámbito del deporte. El fútbol, un consumo de masas, nació casi simultáneamente con el periodismo deportivo, lo que significó un mayor número de lectores que esperaban ansiosos las noticias de su equipo, siendo el trabajo de periodistas muy valorado y respetado.
   En un primer momento, los hinchas sólo aparecían como marco del espectáculo, sin embargo, esto ha cambiado notoriamente en los últimos años: los encargados de la sección de deportes en los diarios y programas y televisivos han visto la necesidad de incluir noticias sobre casos de violencia en el fútbol en sus páginas e informes. Esto se debe en gran medida a que los partidos que son suspendidos quedan en resultados indefinidos e injustos porque no fue cumplido el tiempo reglamentario, también porque deben ser analizadas infracciones dudosas sancionadas por árbitros y que pueden modificar el resultado de un partido y definir el futuro de un equipo y sus jugadores, o porque los clubes a veces reciben  sanciones económicas y deportivas por organismos como la AFA. Estas, entre otras cuestiones, deben ser crítica y continuamente analizadas con profundidad y responsabilidad por periodistas, ya que éstos tienen las herramientas para poder mostrar valores como la honestidad, el respeto y el compromiso a todos los oyentes y lectores.
   El problema está cuando esto no ocurre y cuando algunos periodistas, comentaristas y locutores se convierten en otro de los eslabones que conforman las causas de la violencia en el fútbol. Existen casos en los que estos comunicadores reciben dinero de jugadores, dirigentes y políticos para que hablen a su favor, o lo que es peor, en contra de otros. Esto es lo que muchas veces genera que los hinchas y barra bravas, convencidos de que lo que se dice es verdad, se comporten de manera violenta y creen rivalidades inexistentes con otras hinchadas, jugadores, árbitros, etc., lo que se ve claramente en los insultos. La “bronca” también se produce cuando los periodistas utilizan calificativos como “inadaptados”, “enfermos” al referirse a barra bravas y/o hinchas violentos, dejando a la luz la falta de ética y de capacidad de realizar análisis crítico que hoy se requiere de cualquier profesional.